sábado, 4 de mayo de 2013

!Epa! señor Nicolás... !Venezuela se respeta!

Para Nicolás Maduro el respeto a la patria  es relativo; éste se corresponde proporcionalmente con la complicidad delincuencial que exista  entre él y  la persona,  el gobierno o la organización  que emite una  opinión sobre  Venezuela. 

Aunque parezca una locura, los cancilleres de España y del Perú deberían sentirse honrados por la impetuosa y atropellada reacción de Nicolás Maduro  ante las recientes peticiones  de dialogo y tolerancia en Venezuela  hechas por ellos. Sin proponérselo detonaron en Maduro la intolerancia a la democracia  y su  terror a la crítica porque se sabe ilegítimo y da las últimas  pancadas de ahogado del  régimen dictatorial  heredado de Hugo Chávez. 


Nadie como Maduro y su recurrente torpeza  ha sabido descubrir  las mentiras y los abusos de un gobierno apátrida  que,  por 14 años, dilapidó el patrimonio de los venezolanos,  engañó a sus seguidores y oprimió vilmente  a sus adversarios con la única intención de resucitar y perpetuar  una miserable  y trasnochada revolución cubana que ha destruído al país y  no ha sembrado  otra cosa que división, muerte y desolación.

A García Margallo, Canciller español que en su buena fe dijo estar  dispuesto a mediar para que en Venezuela existiese  un  diálogo entre las partes,  se le respondió de la manera más grosera y vergonzosa cuando  Maduro, imitando a Chávez y soñando con la popularidad y el apoyo que no tiene ni tendrá,  en cadena nacional  le dijo: "Canciller, saque sus narices de Venezuela, canciller español fuera de aquí, canciller español impertinente",  "Venezuela se respeta".
El canciller peruano Rafael Roncagliolo, en su calidad de  amigo del difunto  Chávez,  pidió  a Maduro tolerancia y diálogo entre los venezolanos y la respuesta de Maduro fue  armar una ridícula trapisonda con amenaza de crisis diplomática  al decir: El canciller Elías Jaua va a proceder inmediatamente a meter una nota de protesta al Gobierno de Perú si no se disculpa por la declaraciones del canciller”.
Señores cancilleres, siéntanse halagados; un  insulto de  Nicolás Maduro es la prueba fehaciente de que estan ejerciendo sus funciones correctamente,  que son diplomáticos de carrera y que su voz se respeta. Se han ganado el aprecio  de la mayoría de los venezolanos que queremos un país decente,  libre y democrático

Llama la atención que el señor  Maduro arme esa alharaca por unas declaraciones que llaman  a la paz y a la reflexión, mientras por otra parte los insultos  de algunos representantes o mandatarios de gobiernos  aliados  y complacientes son recibidos con orgullo y beneplácito. Por ejemplo:

Rafael Correa, el bravucón que poco a poco ha ido sometiendo al Ecuador a  una dictadura disfrazada de democracia,  tiene patente de corso otorgada por Nicolás Maduro  para llamar “asesinos” a los líderes demócratas de Venezuela   y  se le permite  insultar  con calificativos tales  como: “Fascistas, asesinos y golpistas” a la gran mayoría de  los venezolanos que exigieron  al  CNE una auditoría completa  a las elecciones presidenciales del pasado 14 de abril.

Raúl Castro puede inmiscuirse en cualquier asunto de Estado en  Venezuela y dar cátedras de democracia mientras  dirige a los militares  cubanos infiltrados en las  fuerzas armadas del país y ningunea a los criollos. Eso, viniendo de un dictador asesino, es un honor para el gobierno de Venezuela.



Al dictador  Daniel Ortega, el inmoral, pedófilo y  violador denunciado por su hija adoptiva a quien sometió a la esclavitud sexual por 20 años,  no sólo se le invita a  asistir con su nauseabunda esposa  a los actos oficiales  de Venezuela,  sino que tiene carta blanca para insultar a los venezolanos y llamarlos “pestilentes” “carroña,  “buitres” en cadena nacional  con los aplausos de  los máximos representantes de  los poderes de estado. 


Cristina Fernández, viuda de Kirchner,   avala  sin ningún pudor cuanto diga el gobierno de Venezuela con la condición de que no le cobren la deuda multimillonaria que tiene con el estado venezolano ni se destapen los casos de corrupción entre ambos gobiernos.  Tal es el caso del escándalo de la valija, por citar alguno.



Evo Morales se entromete, da opiniones y  hace hasta el ridículo para demostrar la  complicidad servil que tiene con el heredero de Chávez en agradecimiento eterno a los regalos de millones de dólares recibidos y por recibir.


Fernando Lugo, el curita cachondo que,  guiado por Fidel y Chávez,  pretendió llevar al Paraguay  por el camino del mal llamado Socialismo del siglo 21,  actualmente  avala lo que se le indique  en  agradecimiento a la injerencia de Maduro cuando quiso  alebrestar a los militares para revertir por la fuerza la destitución de Lugo  dictada por el Congreso paraguayo. Fernando  Lugo asiste a cuanto circo se le invite en Venezuela, especialmente si su asistencia sirve para escaquearse de alguna nueva paternidad que le aparezca en su país.


Manuel Zelaya acusado por delitos contra la forma de gobierno, abuso de autoridad, traición a la patria y usurpación de funciones por pretender desconocer la Constitución y volver el país un Estado fuera de Derecho y a quien  el congreso  le paró los pies a tiempo para evitar  la penetración del narcotráfico e impedir la  infiltración del castro comunismo a través del  gobierno de Chávez en el territorio hondureño. Zelaya  es considerado por el  Gobierno venezolano un luchador, un valiente, un héroe.

Mahmud Ahmadineyad , Bashar Al-Assad, Kim Jong-un, Xi Jinping, Vladimir Putin, Aleksandr Lukashenko son recibidos en Venezuela con alfombra roja y se le rinden las mismas pleitesías que en su momento se le rindieron  al asesino Fidel Castro.

Es de imaginar que Nicolás Maduro se sienta  más cómodo y mejor representado por  la escoria.  Las palabras de apoyo  que provengan de los  regímenes totalitarios, comunistas  o terroristas del mundo  y/o   de los “gobiernitos barriobajeros  autoritarios de América” son bienvenidas y tienen más peso para un gobierno ilegítimo como el de Nicolás  Maduro porque entre forajidos  se entienden y saben cómo  despacharse y darse el vuelto, es decir: Ante cualquier amenaza  democrática  activan  la alarma de la “simbiosis delictiva” que no es otra cosa que  la de unirse para usar su poder y su investidura  a fin de  avalar y justificar los vicios, los fraudes y las  marrullerías que cometen  sus aliados  para mantenerse en el poder. O sea, “se legitiman entre sí”.
Se salvan de ser señalados por esta vez, algun  que otro mandatario que avaló sin pensar la juramentación de Nicolás como por ejemplo Dilma Rousseff  y  aquellos presidentes  que por diplomacia se hacen de la vista gorda, se limitan a sus intereses  y le dan largas a los asuntos que afectan a los venezolanos a sabiendas de lo que ocurre en Venezuela. En cuanto a el ex presidente Lula Da Silva que hizo campaña electoral a favor de Maduro  por los canales del régimen, cuente con el desprecio de la Venezuela decente hasta que no corrija sus errores.

Por lo pronto  Nicolás  será considerado un dictador, un presidente de facto  hasta que no se haga una auditoría completa de las actas, los votos y los cuadernos electorales en Venezuela y el clamor de la inmensa mayoría de los venezolanos será  el siguiente:

Nicolás ¡Respete a Venezuela! Usted no puede hablar  en nombre Venezuela y mucho menos en nombre de los venezolanos. Usted es un presidente ilegítimo que no representa  al país!

Una venezolana de a a pie

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