Para Nicolás Maduro el respeto a la patria es relativo; éste se corresponde proporcionalmente con la complicidad delincuencial que exista entre él y la persona, el gobierno o la organización que emite una opinión sobre Venezuela.
Aunque parezca una locura, los cancilleres de España y del Perú deberían sentirse honrados por la impetuosa y atropellada reacción de Nicolás Maduro ante las recientes peticiones de dialogo y tolerancia en Venezuela hechas por ellos. Sin proponérselo detonaron en Maduro la intolerancia a la democracia y su terror a la crítica porque se sabe ilegítimo y da las últimas pancadas de ahogado del régimen dictatorial heredado de Hugo Chávez.
Nadie como Maduro y su recurrente torpeza ha sabido descubrir las mentiras y los abusos de un gobierno apátrida que, por 14 años, dilapidó el patrimonio de los venezolanos, engañó a sus seguidores y oprimió vilmente a sus adversarios con la única intención de resucitar y perpetuar una miserable y trasnochada revolución cubana que ha destruído al país y no ha sembrado otra cosa que división, muerte y desolación.
A García Margallo, Canciller español que en su buena fe dijo estar dispuesto a mediar para que en Venezuela existiese un diálogo entre las partes, se le respondió de la manera más grosera y vergonzosa cuando Maduro, imitando a Chávez y soñando con la popularidad y el apoyo que no tiene ni tendrá, en cadena nacional le dijo: "Canciller, saque sus narices de Venezuela, canciller español fuera de aquí, canciller español impertinente", "Venezuela se respeta".
El canciller peruano Rafael Roncagliolo, en su calidad de amigo del difunto Chávez, pidió a Maduro tolerancia y diálogo entre los venezolanos y la respuesta de Maduro fue armar una ridícula trapisonda con amenaza de crisis diplomática al decir: “El canciller Elías Jaua va a proceder inmediatamente a meter una nota de protesta al Gobierno de Perú si no se disculpa por la declaraciones del canciller”.
Señores cancilleres, siéntanse halagados; un insulto de Nicolás Maduro es la prueba fehaciente de que estan ejerciendo sus funciones correctamente, que son diplomáticos de carrera y que su voz se respeta. Se han ganado el aprecio de la mayoría de los venezolanos que queremos un país decente, libre y democrático
Llama la atención que el señor Maduro arme esa alharaca por unas declaraciones que llaman a la paz y a la reflexión, mientras por otra parte los insultos de algunos representantes o mandatarios de gobiernos aliados y complacientes son recibidos con orgullo y beneplácito. Por ejemplo:
Rafael Correa, el bravucón que poco a poco ha ido sometiendo al Ecuador a una dictadura disfrazada de democracia, tiene patente de corso otorgada por Nicolás Maduro para llamar “asesinos” a los líderes demócratas de Venezuela y se le permite insultar con calificativos tales como: “Fascistas, asesinos y golpistas” a la gran mayoría de los venezolanos que exigieron al CNE una auditoría completa a las elecciones presidenciales del pasado 14 de abril.
Raúl Castro puede inmiscuirse en cualquier asunto de Estado en Venezuela y dar cátedras de democracia mientras dirige a los militares cubanos infiltrados en las fuerzas armadas del país y ningunea a los criollos. Eso, viniendo de un dictador asesino, es un honor para el gobierno de Venezuela.
Al dictador Daniel Ortega, el inmoral, pedófilo y violador denunciado por su hija adoptiva a quien sometió a la esclavitud sexual por 20 años, no sólo se le invita a asistir con su nauseabunda esposa a los actos oficiales de Venezuela, sino que tiene carta blanca para insultar a los venezolanos y llamarlos “pestilentes” “carroña, “buitres” en cadena nacional con los aplausos de los máximos representantes de los poderes de estado.
Cristina Fernández, viuda de Kirchner, avala sin ningún pudor cuanto diga el gobierno de Venezuela con la condición de que no le cobren la deuda multimillonaria que tiene con el estado venezolano ni se destapen los casos de corrupción entre ambos gobiernos. Tal es el caso del escándalo de la valija, por citar alguno.
Evo Morales se entromete, da opiniones y hace hasta el ridículo para demostrar la complicidad servil que tiene con el heredero de Chávez en agradecimiento eterno a los regalos de millones de dólares recibidos y por recibir.
Fernando Lugo, el curita cachondo que, guiado por Fidel y Chávez, pretendió llevar al Paraguay por el camino del mal llamado Socialismo del siglo 21, actualmente avala lo que se le indique en agradecimiento a la injerencia de Maduro cuando quiso alebrestar a los militares para revertir por la fuerza la destitución de Lugo dictada por el Congreso paraguayo. Fernando Lugo asiste a cuanto circo se le invite en Venezuela, especialmente si su asistencia sirve para escaquearse de alguna nueva paternidad que le aparezca en su país.
Manuel Zelaya acusado por delitos contra la forma de gobierno, abuso de autoridad, traición a la patria y usurpación de funciones por pretender desconocer la Constitución y volver el país un Estado fuera de Derecho y a quien el congreso le paró los pies a tiempo para evitar la penetración del narcotráfico e impedir la infiltración del castro comunismo a través del gobierno de Chávez en el territorio hondureño. Zelaya es considerado por el Gobierno venezolano un luchador, un valiente, un héroe.
Mahmud Ahmadineyad , Bashar Al-Assad, Kim Jong-un, Xi Jinping, Vladimir Putin, Aleksandr Lukashenko son recibidos en Venezuela con alfombra roja y se le rinden las mismas pleitesías que en su momento se le rindieron al asesino Fidel Castro.
Es de imaginar que Nicolás Maduro se sienta más cómodo y mejor representado por la escoria. Las palabras de apoyo que provengan de los regímenes totalitarios, comunistas o terroristas del mundo y/o de los “gobiernitos barriobajeros autoritarios de América” son bienvenidas y tienen más peso para un gobierno ilegítimo como el de Nicolás Maduro porque entre forajidos se entienden y saben cómo despacharse y darse el vuelto, es decir: Ante cualquier amenaza democrática activan la alarma de la “simbiosis delictiva” que no es otra cosa que la de unirse para usar su poder y su investidura a fin de avalar y justificar los vicios, los fraudes y las marrullerías que cometen sus aliados para mantenerse en el poder. O sea, “se legitiman entre sí”.
Se salvan de ser señalados por esta vez, algun que otro mandatario que avaló sin pensar la juramentación de Nicolás como por ejemplo Dilma Rousseff y aquellos presidentes que por diplomacia se hacen de la vista gorda, se limitan a sus intereses y le dan largas a los asuntos que afectan a los venezolanos a sabiendas de lo que ocurre en Venezuela. En cuanto a el ex presidente Lula Da Silva que hizo campaña electoral a favor de Maduro por los canales del régimen, cuente con el desprecio de la Venezuela decente hasta que no corrija sus errores.
Por lo pronto Nicolás será considerado un dictador, un presidente de facto hasta que no se haga una auditoría completa de las actas, los votos y los cuadernos electorales en Venezuela y el clamor de la inmensa mayoría de los venezolanos será el siguiente:
Por lo pronto Nicolás será considerado un dictador, un presidente de facto hasta que no se haga una auditoría completa de las actas, los votos y los cuadernos electorales en Venezuela y el clamor de la inmensa mayoría de los venezolanos será el siguiente:
Nicolás ¡Respete a Venezuela! Usted no puede hablar en nombre Venezuela y mucho menos en nombre de los venezolanos. Usted es un presidente ilegítimo que no representa al país!
Una venezolana de a a pie
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